Economía Política
1. Zephyr Teachout, candidata demócrata a Fiscal General de Nueva
York, a propuesto que se analice la posibilidad de dividir ("trocear")
Facebook y Google en base a la legislación anti-trust del propio estado de
Nueva York y la federal de Estados Unidos.
2. La propuesta tiene una base lógica evidente y, si algo sorprende
al respecto, es que este tipo de propuestas se hayan tardado tanto en realizar.
3. En efecto, las recientes medidas adoptadas por algunas de las
primeras redes sociales como Google, Facebook, o YouTube a la hora de suprimir
discrecionalmente contenidos, filtrar los mismos, dificultar el acceso de forma
discriminada a determinadas páginas webs, blogs o cuentas en redes, han puesto
claramente sobre la mesa la realidad de los altísimos riesgos sociales y
políticos de una situación de oligopolio como la existente en el ámbito de las
grandes redes sociales. Una situación difícilmente compatible con un sistema
democrático de configuración de la opinión pública.
4. Si bien es cierto que la legislación anti-trust se desarrolló
fundamentalmente con el fin de impulsar la eficiencia económica de distintos
sectores empresariales, también lo es que las graves consecuencias políticas
que puede tener el dominio del mercado por parte del monopolios o u
oligopolios, ha sido siempre una razón de peso para impulsar este tipo de
políticas legislativas.
5. En definitiva, en el ámbito de las redes sociales nos estamos
encontrando con problemas de alguna forma similares a los que con frecuencia se
han producido en el ámbito de los medios de comunicación tradicionales. Los
problemas generados por la concentración del control de los mismos y las
consecuencias de dicho control sobre la propia eficiencia de los medios y sobre
la evolución política, cultural, de valores e ideológica de la sociedad.
6. La propuesta realizada por la candidata demócrata es, en
principio, la más comprensible teniendo en cuenta la tradición norteamericana
de hacer frente a este tipo de problemas con base exclusivamente en la
legislación anti-trust. Sin embargo, no es la única estrategia abordable ni
seguramente la más recomendable. O, al menos, no parece que sea suficiente por
sí misma. Como en el caso de los medios de comunicación tradicionales, evitar
la concentración de los medios a través monopolios o de oligopolios resuelve
determinados problemas de abuso de posición dominante, pero sólo determinados
problemas.
7. En la medida en que nos encontremos con un número suficiente de
empresas que mantengan un cierto nivel de competencia económica entre ellas,
evitaremos probablemente estas consecuencias económicas negativas de los abusos
de posición dominante, pero no evitaremos otro problema esencial de la
concentración tradicional de los medios de comunicación como es la dependencia
de los mismos con respecto a las grandes empresas.
8. Esta dependencia de los grandes medios -y, crecientemente, de las
grandes redes sociales- con respecto a las grandes empresas y los grandes
inversores, es difícilmente compatible con las bases fundamentales de un
sistema democrático. Y -junto a las políticas anti-trust- es imprescindible
poner también sobre la mesa otras dos opciones alternativas o complementarias:
- la regulación.
- la intervención y participación pública.
9. Si es cierto que la participación pública en medios de
comunicación o en redes sociales genera recelos lógicos, también lo es que
puede ser un contrapeso imprescindible al control social que, a través de estos
medios, ejercen las grandes empresas.
10. No olvidemos que esta
implicación pública puede desarrollarse a través de muy distintas vías que
aseguren la necesaria diversidad de opinión en los en los medios de
comunicación y la limitación del poder público, como son las participaciones públicas
minoritarias, la implicación de entidades públicas locales y regionales, un
marco legal que garantice el peso decisorio de trabajadores y usuarios, etc.