LA TESIS DE LA CONSECUCIÓN DE UN NUEVO MODELO SOCIAL
Por "Pacón el Censor"
Recientemente todos estamos oyendo hablar a los voceros de periódicos liberal-"progresistas" como ElDiario de la necesidad de la consecución de un "nuevo modelo social", en referencia a la futurible coalición que pretendería formar el tándem PSOE-Podemos.
Esta tesis, a la que se ha lanzado de cabeza Podemos, y ha arrastrado al PCE, consiste en la creencia de que la única vía de lucha efectiva de la izquierda realmente existente se puede dar en el terreno cultural. Al estar la política y el ejército totalmente controlados por los poderes del Estado, y la economía por la banca, es la cultura el único campo neutral en el que la izquierda tiene posibilidad de ganar la guerra. Enfrentarse al Estado en la consecución de la hegemonía en los otros campos es jugar a perder, porque se juega en campo contrario.
Es cierto que dicha hipótesis parte del filósofo marxista italiano Gramsci, al que cita mucho buena parte de la izquierda postmoderna actual, dado que Gramsci escribió sobre sociología y cultura, y sobre la importancia de alcanzar la hegemonía cultural de la izquierda en el conjunto de la sociedad. Lo que no añaden, es que Gramsci escribió sobre ello en los años 20-30, y al hablar de hegemonía cultural se refería a la apertura de ateneos obreros, bibliotecas de barrio, intelectuales del partido que produjeran arte y literatura con contenido social, a la implicación de burgueses universitarios del Partido Comunista Italiano en la formación de conciencia de clase entre los obreros italianos. Gramsci no se refería a espectáculos femi-homosexualistas-transgénero que ahora son norma entre los politicastros de medio pelo neoliberal-"progresistas" y socialdemócrata-"progresistas". Si Gramsci resucitara, no le gustaría lo que vería
Esta "teoría" defiende que conseguir la hegemonía en el campo sociocultural, puede ser la puerta escondida por la que entrar para conseguir la hegemonía de la izquierda en la sociedad, sin atacar los fundamentos político-económicos del sistema capitalista actual. Una vez conseguida esa hegemonía social, se traduciría en hegemonía electoral, y tras ganar las elecciones y tener suficiente poder en el Parlamento, sería posible, desde esa posición de poder, la batalla política para llevar a cabo la transición al socialismo.
Muy en resumen, en ello consiste dicha teoría. Es decir, todo el rollo identitario en que se está persistiendo de manera machacona sería un instrumento con otro fin diferente. No es necesario creer en feminismo, ecologismo, homosexualismo, homonormativismo y transgénero, capacitismo, animalismo, migracionismo, etc. Se puede ser muy contrario a todo ello, pero es necesario apoyarlo y difundirlo hasta la extenuidad para obtener la hegemonía cultural, que llevaría a la hegemonía social, que llevaría a la hegemonía política. El fin: cabalgar identitarismos con el fin de conseguir 140 diputados en el Congreso, y a partir de ahí implantar socialismo.
Y de ello se trata. El problema es que, no obstante, esta teoría hace aguas por todos lados:
-Los demás partidos también tienen la posibilidad de jugar a lo mismo, y de hecho lo hacen, de manera que no obtienen ni por asomo algo cercano a los 140 diputados que se citan. UP no posee el monopolio de los identitarismos, lo cual es un error grave del que parte UP.
-Difundiendo identitarismos se podrán conseguir votos de minorías, pero ello no proporciona mayorías.
-El juego identitario desanima el voto de la gente que ya era de izquierda –puede citarse a un servidor entre ellos–.
-Cuando se consigue que ser votado por gente desideologizada, atraída por el mensaje identitario, lo que tal gente espera de ti, es que su partido se enfoque en tal política identitaria que le ha sido prometida, no que se dedique acto seguido a la implantación del socialismo, cosa que no fuera prometida. De otro modo, del mismo modo que fueron votados por una razón, les sería retirado el voto por otra en las elecciones siguientes.
-Y lo más importante. Al final lo que termina por ocurrir es que el hábito hace al monje, y si tanto se reincide con feminismo, se acaba siendo simplemente eso, feminista, dejando de lado el marxismo, socialismo y todo lo que pueda parecérsele. Así, si se termina por alcanzar cuotas de poder real, es previsible que sean dedicadas a hacer políticas feministas y tareas de ese pelaje, no marxismo ni socialismo.
En resumen, y como dice el bueno de Garzón, están en la búsqueda de la construcción de un "nuevo modelo social". Un modelo que vote a la izquierda de forma estable.
Mucho me temo, sin embargo, que caso de conseguirlo, dicho nuevo modelo de sociedad identitaria les obligue a no moverse del capitalismo identitario, y no les deje hacer socialismo.
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