EKAI Journal. SALARIO MINIMO. ¿POR QUE NO 1.300 EUROS?



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"14.       En definitiva, teniendo en cuenta nuestra capacidad productiva, esto nos indica que plantear para el País Vasco un salario mínimo interprofesional de 1.250 ó 1.300 EUR mensuales sería absolutamente razonable de acuerdo con los estándares europeos en función del nivel de renta. Cantidades sensiblemente similares a los 1.200 EUR mensuales propuestos por los sindicatos vascos. Y, por supuesto, claramente superiores a los 950 EUR en vigor en España tras la reciente subida de 50 EUR aprobada por el nuevo gobierno".















"6.      Las dificultades para la captación de capital propio tienen tanto un origen económico como institucional. Por un lado, las empresas de economía social están habitualmente compuestas por trabajadores o autónomos, personas de rentas medias o bajas y, por lo tanto, con una propensión al consumo sensiblemente mayor que la de los empresarios. Lógicamente, esto supone una mayor dificultad tanto para la autofinanciación como para la aportación por los socios de recursos complementarios".


"7.      En la práctica, Euskadi, que se ha incorporado con cierto retraso al globalismo, se ha vuelto globalista cuando el mundo está empezando a dejar de serlo. Y este desajuste temporal puede ser fatal para nuestro país. La superficialidad de los debates y la indiferencia (indolencia) frente a nuestro futuro económico y social y frente a nuestros retos reales es tan abrumadora, que asusta pensar en el tiempo que vamos a necesitar sólo para resituarnos conceptualmente ante la realidad y, al menos, darnos cuenta de hasta qué punto estamos nosotros mismos destruyendo nuestro país". 

























"9.      Collier, que evita a toda costa calificativos directos y rotundos en su valoración negativa del fenómeno migratorio, reconoce con claridad el carácter negativo de este fenómeno también desde una perspectiva estrictamente económica.
10.      Nada sorprendente. Que la actual migración masiva hacia Europa es una estrategia de las grandes corporaciones es una evidencia, que se intenta inútilmente ocultar en cuanto que ridiculiza a supuestos “progresistas” que, en realidad, son sólo capataces eficientes de la élite empresarial. Que lo reconozca Paul Collier es, en este sentido, tremendamente positivo.
11.       Que se reconozca que el fenómeno migratorio es globalmente negativo es también importante porque, a su vez, ridiculiza a supuestos “expertos” y “responsables” públicos o empresariales que, con total falta de seriedad y de forma irresponsable, apelan una y otra vez a la presunta “utilidad” de la inmigración".


"8.      La gran pregunta es qué es lo que puede haber inducido a un ministro de un gobierno recién constituido y con aspiración a liderar un programa “de progreso” a complicar la proyección pública del propio gobierno de forma tan radical con unas declaraciones como éstas. Recordemos que no se trata de un ministro perteneciente al Partido Socialista ni tampoco a Unidas Podemos, y que cuenta con una larga trayectoria en el sector bancario. Es posible que estos datos, por sí mismos, tengan algún significado. Por el momento no tenemos información fiable como para aportar interpretaciones más concretas".


1.            “Todos sabíamos que la inmigración masiva acabaría en desastre”. Lo publicó en un artículo la periodista sueca Lena Mellin, conocida colaboradora del diario socialdemócrata “Aftonbladet” y tradicionalmente entusiasta defensora de las políticas pro-inmigración.

Más aún, Lena Mellin llega a titular su artículo: “Los líderes de los partidos deberían estar avergonzados de sí mismos”.


“2.         La falta total de argumentos que justifiquen los actuales procesos migratorios a los países industriales se evidencia aún más rápidamente en la medida en que asumimos el análisis desde una perspectiva socialdemócrata. Esto es, desde la perspectiva de los intereses de la gran mayoría de la población, constituida por los trabajadores asalariados. Es a partir de ese momento cuando se identifican con claridad las diferencias entre los intereses generales y los intereses empresariales y, como consecuencia de ello, desaparecen casi de inmediato los últimos soportes argumentales a favor de estos procesos”.

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