"8.
Se estima que,
triplicando los esfuerzos económicos destinados a la energía de fusión nuclear,
los plazos para su operatividad y comercialización se reducirían a la mitad, lo
que nos situaría ya en un entorno de 10-15 años a partir de ahora. Se trata de
plazos que pueden ya perfectamente integrarse en la planificación a largo plazo
de nuestro desarrollo económico y social. La Agenda 2030 se sitúa en un
contexto temporal similar y los objetivos de desarrollo sostenible, reducción
de las emisiones de carbono, etc., que parecen ser incompatibles con la
realidad actual de nuestras opciones energéticas, pueden hacerse posibles y
verosímiles mediante una apuesta intensiva por la energía de fusión nuclear que
haga viable su implantación durante la década que se inicia precisamente el
2030".