"6.
Teniendo en
cuenta el carácter central de las fuentes de energía para cualquier modelo de
desarrollo, lo que debemos proponer a las instituciones de la Unión Europea en
este sentido es, probablemente, “cierta prudencia”. Hasta ahora, los cambios en
las fuentes energéticas se han producido siempre a la búsqueda de fuentes más
densas y eficientes, que han facilitado saltos adelante en la productividad y en
la capacidad de desarrollo de la humanidad. Intentar ahora hacer lo contrario es
ciertamente arriesgado y, en cualquier caso, debe inducir al menos a extremar las
precauciones en el diseño de los objetivos y en el establecimiento de estrategias".