"1.
Frente a la
percepción habitual y mediática de que el avance productivo y tecnológico
impulsa de forma automática el avance de las retribuciones de trabajo y de
capital, esto no concuerda ni con el análisis económico ni con la experiencia
histórica.
2.
De forma más
precisa, como consecuencia de su impacto en la mayor intensidad de capital, el
avance tecnológico impulsa el valor añadido generado por las empresas, pero
reduce la proporción entre inversión de capital y valor añadido".