"2.
El ciudadano europeo
vive inmerso en una concepción de la evolución socioeconómica que tiene muy
poco que ver con la realidad. Aparentemente, vivimos en una sociedad en
crecimiento continuo –sólo alterado por crisis ocasionales- que es una
consecuencia de un progresivo avance tecnológico que nos permite cada vez
trabajar menos y consumir más bienes y servicios. Y, también aparentemente, en
una continua disputa entre izquierda y derecha políticas, de la cual depende
que el gasto social y el estado del bienestar evolucionen al alza o a la baja".