El Futuro de la Socialdemocracia LA IZQUIERDA EUROPEA, SECUESTRADA POR LA ELITE CORPORATIVA

El Futuro de la Socialdemocracia

LA IZQUIERDA EUROPEA, SECUESTRADA POR LA ELITE CORPORATIVA


1.     Es difícil determinar con exactitud hasta dónde llega, pero es evidente que en un importante sector de la autodenominada “izquierda” europea y occidental, se ha producido un creciente alineamiento de posiciones con las estrategias y campañas de la élite financiera y corporativa.

2.     Lógicamente, se trata de un alineamiento aparentemente contradictorio. Se supone que la esencia de la izquierda radicaría precisamente en defender los intereses generales frente a las élites económicas. Si, en lugar de esto, estuviera sucediendo lo contrario, la conclusión sería, evidentemente, que estas autodenominadas  “izquierdas” no lo son más que de palabra. Aunque, por supuesto, las palabras significan en último término lo que socialmente queramos o admitamos que signifiquen.

3.     La manifestación externa más evidente de este alineamiento la encontramos en la evidente postergación por esta “izquierda” de los objetivos socioeconómicos populares para identificarse de forma sorprendentemente sumisa con todas y cada una de las campañas “globalistas” impulsadas por la élite corporativa y, fundamentalmente:

.. las versiones reaccionarias del movimiento feminista

.. el apoyo ciego a la estrategia corporativa de impulsar la incorporación masiva de mano de obra extranjera para devaluar los salarios.

.. las estrategias corporativas de deformación del movimiento ecologista

4.     En la práctica, las estrategias de esta supuesta “izquierda” son previsibles. Se mueven a impulsos de los medios de comunicación. Estos medios, mayoritariamente controlados por las grandes corporaciones, instruyen a los dirigentes de estas organizaciones sobre lo que debe ser la “izquierda” y lo que debe ser la “derecha”, y lanzan las sucesivas campañas supuestamente “progresistas” a las que los dirigentes de “izquierda” deben supuestamente apuntarse ciegamente. Estas campañas, siempre diseñadas e impulsadas en interés de las grandes empresas, son seguidas de forma entusiasta por todos los que supuestamente se autojustifican en llamarse “progresistas” o “de izquierdas” simplemente en base a lo que los medios corporativos incluyen dentro de estos conceptos.

5.     Este alineamiento de una buena parte de la izquierda con los intereses corporativos ha llegado a extremos ridículos y han llegado a conducir a una buena parte de la izquierda a la autodestrucción. En distintos países europeos, la “izquierda” ha ido perdiendo progresivamente personalidad, los asalariados se han ido alejando de estos grupos y, finalmente, el hundimiento político y electoral ha sido inevitable.

6.     El ejemplo de Estados Unidos puede ser ilustrativo del desvarío al que ha conducido esta dinámica. Un desvarío que está llevando a la creciente identificación de la palabra “izquierda” con la élite financiera y las estrategias impulsadas por la misma. No es casualidad que estas “izquierdas” europeas estén fuertemente influidas por el Partido Demócrata norteamericano, a su vez férreamente controlado por la oligarquía financiera.

7.     ¿Pueden estos grupos europeos autodenominados “de izquierda” desembarazarse de este secuestro por parte de la élite financiera? Por un lado, la dureza de los retos socioeconómicos que afectan a los ciudadanos europeos parece estar obligando a dar a los mismos un peso que aparentemente habían perdido frente a las “campañas de la élite globalista”.

Sin embargo, el problema de estos grupos y partidos “de izquierda” es un problema, fundamentalmente, de debilidad estructural. Grupos y partidos políticos con direcciones cada vez más alejadas de la base –y, consecuentemente, con bases de afiliados y militantes cada vez más débiles- son cada vez más dependientes financieramente de los resultados electorales que, a su vez, dependen de los medios de comunicación. Son los medios los que dan y quitan poder a estos grupos y los dirigentes de los mismos son perfectamente conscientes de ello.

8.     Por el contrario, el contexto geopolítico es, al contrario, esperanzador. La debilidad estructural de estos grupos autodenominados “de izquierda” bien puede situarse en el contexto generado por el fin de la guerra fría, en el que la hegemonía de la oligarquía corporativa occidental se hizo prácticamente total. La nueva configuración geopolítica, la creciente conformación de un mundo multipolar, probablemente va a generar –está generando ya- un campo de actuación sustancialmente más amplio para opciones políticas alternativas dentro de Occidente.

9.     Este contexto puede facilitar el surgimiento de nuevos grupos organizados sin dependencias estructurales con respecto a los intereses oligárquicos. Sin embargo, que los grupos actualmente denominados “de izquierda” y ya secuestrados por la élite financiera y sus “campañas globalistas” puedan desembarazarse de ese secuestro es ciertamente más complicado.

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