El Futuro del Modelo de Desarrollo Europeo UNA GUERRA MUNDIAL PARA SALVAR EL CAPITALISMO

El Futuro del Modelo de Desarrollo Europeo

UNA GUERRA MUNDIAL PARA SALVAR EL CAPITALISMO

1.     Nuestros lectores ya han oído hablar, de forma más o menos seria, sobre el impacto “positivo” de las guerras sobre la economía. No es ninguna tontería. Las guerras –que, en principio, son procesos de destrucción- generan inversión, puestos de trabajo y grandes oportunidades de negocio.
2.     De hecho, la Primera Guerra Mundial fue decisiva para que –a la vez que se destruía la amenazante industria alemana- Estados Unidos se colocara como primera potencia mundial. La Segunda Guerra Mundial lo fue para la superación de la crisis de 1929, de la que Occidente no salió realmente hasta el estallido bélico. El contexto generado por esta guerra fue probablemente esencial para hacer posible la expansión de la postguerra hasta los años 70 y, con ella, la creación del estado de bienestar occidental.
La crisis de 1929 nos demuestra que una guerra mundial puede ser un instrumento idóneo para superar una crisis estructural generalizada.
3.     Como sabemos, todo parece indicar que, de hecho, Europa y Occidente se encuentran en una situación de crisis estructural desde los años 70, que sólo hemos conseguido extender en el tiempo durante las últimas décadas, a través de medidas corporativas que están destruyendo la estructura social y económica de Occidente, provocando el hundimiento demográfico y llevando a Europa a un papel crecientemente marginal en el mundo. Estas medidas (sobre-explotación femenina, sobre-explotación de trabajadores extranjeros, deslocalización, cuestionamiento del estado de bienestar, sobre-endeudamiento, …) sólo están consiguiendo retrasar el estallido social y económico, sin resolver los problemas de fondo de nuestra economía.
4.     Es conocido que un importante sector de la oligarquía corporativa occidental viene apostando por un conflicto bélico mundial contra Rusia y China tanto por razones geopolíticas como económicas. El objetivo sería neutralizar políticamente a ambos países, a la vez que se destruye fundamentalmente la capacidad industrial china, apropiándose de su mercado.
5.     Sin embargo, el contexto actual hace cada vez más difícil el éxito de estas estrategias. Por un lado, porque la capacidad nuclear de los grandes estados supone un evidente riesgo de aniquilación para todas las potencias participantes en el conflicto. Por otro lado, por el avance de Rusia en tecnología militar, que ha superado hace ya tiempo a Estados Unidos y mantiene con respecto a este país una ventaja tecnológica creciente.
6.     Las guerras pueden ser un instrumento extraordinario para superar crisis estructurales, pero sólo lo son para los países vencedores y para las empresas que sobreviven al conflicto.

 ... (v. gráfico en el pdf)
7.     En este gráfico vemos reflejado con claridad el impacto de la guerra mundial sobre unos y otros países:
-         Las inversiones iniciales en armamento pueden ser por sí mismas –a corto plazo- un extraordinario empuje de la actividad económica. Muy especialmente si, como Estados Unidos, se lanzan a vender armamento de forma masiva a otros países.
-         La guerra genera una importante oportunidad de crecimiento y daños económicos limitados para los países participantes no invadidos (Estados Unidos, Reino Unido). Esto es, que no han sufrido la destrucción generalizada en su territorio.
-         Tras la finalización del conflicto, las empresas de los países victoriosos tienen capacidad de apropiarse del mercado de las empresas destruidas en otros países. Esta apropiación es facilitada, por supuesto, por el control político que consiguen los países vencedores. Esto hizo posible el enorme despegue de rentabilidad e inversión de las décadas siguientes a la Segunda Guerra Mundial.
-         Pero esta argumentación es también aplicable a las empresas supervivientes de los países destruidos por la guerra o perdedores, en la medida en que se les permita hacerse también con cuotas de mercado en su entorno. Este impacto fue muy claro en Alemania o Japón, que recibieron enormes ayudas tras la guerra con el fin de constituirlos como barreras frente a la amenaza del comunismo.
8.      En síntesis, quien inicia una guerra como instrumento para hacer frente a una crisis económica estructural como la actual debe asegurarse:
A.     De que, efectivamente, ese conflicto bélico va a generar una destrucción masiva de capital productivo suficiente para asegurar la rentabilidad de las inversiones de las empresas supervivientes.
B.     De que esa guerra se va a ganar y de que la destrucción productiva no va a afectar a los propios grupos corporativos que impulsan esta estrategia.