1.
Transcurrido
el período electoral, y en plena resaca de análisis de los resultados, ahora es
un momento adecuado para que los líderes políticos se replanteen su propio
papel en la evolución socioeconómica del País Vasco. Las elecciones pueden ser
un excelente instrumento para que la realidad política se adapte a las
necesidades y los retos de cada país. Pero también una ocasión para aparentar
que las cosas cambian sin que en realidad cambien.
2.
La realidad
de fondo que deben ahora plantearse los agentes políticos vascos es qué hacer
ante un país en clara decadencia social y económica y con un modelo de
desarrollo del que se habla mucho pero que ya no existe. Y que no existe porque
nosotros mismos llevamos más de una década dinamitándolo.
3.
Sería
suficiente con plantearse este tipo de retos básicos para que, de forma
inmediata, surgieran las siguientes preguntas, relativas a qué podemos o
debemos hacer al respecto. En primer lugar, para “descolocar” a una clase política
que sólo piensa en elecciones para que empiece a pensar en cómo abordar los
grandes retos del país. En cómo recuperar el impulso industrial y la creación
de valor añadido, en cómo recuperar el equilibrio y la objetividad entre la
iniciativa pública y la privada, en cómo recuperar el liderazgo político del
desarrollo socioeconómico.
4.
Porque, como
sabemos, detrás del declive socioeconómico vasco, se encuentran –en último término-
unos partidos políticos cada vez más débiles y, como consecuencia de ello, cada
vez con menor capacidad de asumir el liderazgo político de la economía en lugar
de –como sucede ahora- dejarlo de hecho en manos de inversores y empresarios.
5.
Todo ello
requiere, por supuesto, voluntad política de los líderes del primer nivel. Y
también esfuerzos serios de formación y de ampliación de la presencia social de
las formaciones políticas, su fortalecimiento como partidos de masas.
6.
Especialmente
en el caso del País Vasco, todo ello no puede analizarse prescindiendo de las
otras variables fundamentales a la hora de dotar a los grupos políticos de
poder real.
7.
Cuáles son
estas variables lo detectamos rápidamente en cuanto nos planteemos a nosotros
mismos ciertas preguntas clave, como son las referentes a quién controla los
medios de comunicación en el País Vasco o quién controla el sistema financiero.
Dos ámbitos clave que, más allá de los discursos políticos habituales,
condicionan o determinan la realidad del posicionamiento estratégico de prácticamente
todos los grupos políticos.
8.
El debate
sobre el destino final de las cajas vascas y Kutxabank parece convenientemente
enviado al cajón del olvido. Y sobre el control de los medios de comunicación
sucede algo parecido, con la diferencia de que este debate ni siquiera parece
haberse iniciado.
9.
Mientras
tanto, los grupos políticos vascos continúan sin abordar el reto estratégico –y
la oportunidad estratégica- que supone Internet para dar un vuelco a las dinámicas
de información y comunicación que permitan alinearlas con los intereses
generales de los ciudadanos vascos y compensar –al menos parcialmente- el
desastroso desequilibrio actual de los medios de comunicación, controlados o
bien desde otros territorios –como sucede con las cadenas de televisión- o bien
por grupos de interés oligárquico –como sucede con la prensa escrita-.
10. La experiencia de las últimas décadas nos revela que no son los
resultados electorales los que realmente permiten cambiar las dinámicas
socioeconómicas sino otro tipo de factores sociales y sociopolíticos que van más
allá de los habituales discursos mediáticos de unos y otros grupos políticos.
11. El nuevo contexto geopolítico ofrece oportunidades hasta ahora
inexistentes para reorientar y revitalizar los posicionamientos políticos. Pero
nada de esto será posible si los líderes políticos continúan dejándose llevar
por el discurso mediático dominante.