1.
El análisis
teórico del concepto de “empresas sin trabajadores” parece revelar con claridad
que, una vez que la intensidad de capital avance hasta un nivel determinado, la
proporción de capital sobre trabajadores dejará de aumentar sencillamente
porque las empresas dejarán de invertir. Esto sería, lógicamente, el fin del
capitalismo como sistema. En realidad, a partir de ese momento, la intensidad
de capital podría seguir aumentando en base a inversión cooperativa o pública,
pero el mercado no retribuiría estas inversiones de forma rentable para el
inversor financiero.
2.
El punto de
partida de EKAI Center no es el análisis marxista y, sin embargo, en este punto
parece que la lógica nos lleva a dar la razón a ese sector de la economía
marxiana /marxista que, a través de la interpretación de la tendencia
decreciente de la tasa de ganancia, llega también a esa conclusión de que el
capitalismo necesariamente se agotará por sí mismo.
3.
De cualquier
forma, estamos hablando siempre de fenómenos históricos cuya concreción y
remisión a un período concreto de tiempo resulta complicada y merece, por
supuesto, análisis más complejos.
4.
Por otro
lado, la trascendencia del concepto del “fin del capitalismo” obliga a
profundizar en los posibles fallos de esta reflexión teórica.
5.
Uno de ellos es
el de la evolución sectorial del propio modelo capitalista. A medida que la
intensidad de capital avanza en el sector industrial -y, con ella, tiende a
reducirse la rentabilidad- las inversiones se dirigen hacia sectores más
intensivos en mano de obra en el ámbito de los servicios.
6.
Sin embargo,
esta traslación hacia la inversión en servicios puede haber sido sólo un alivio
temporal para la rentabilidad del capital. La automatización y robotización de
los servicios avanza ahora también de forma rápida, tanto en los servicios de
atención personal como en los de alto valor añadido. Cabe pensar que los
avances tecnológicos en sectores maduros –en agricultura, industria o
servicios- liberarán mano de obra suficiente para el surgimiento continuo de
nuevas actividades, que serán normalmente intensivas en trabajo mientras –a su
vez- no se automaticen.
7.
Esta liberación
continua de mano de obra depende, por supuesto, de cómo evolucione el tiempo de
trabajo. Si, como viene sucediendo durante las últimas décadas, el tiempo de
trabajo no sólo no se reduce sino que aumenta, estas nuevas bolsas de trabajadores
disponibles deberían irse progresivamente incorporando a nuevos sectores
intensivos en mano de obra. El capital tenderá sistemáticamente a invertir en
estos sectores y, consecuentemente, a desarrollar los mismos.
8.
En este
momento, en todo Occidente, la inversión se desplaza sistemáticamente desde la
industria hacia los servicios. Pero sigue manteniéndose en niveles bajos. Para
sorpresa de los que apostábamos por el optimismo tecnológico, se invierte
sistemáticamente en servicios de bajo valor añadido. Hostelería, turismo,
subcontratas, …Si nos situamos en el contexto conceptual descrito, el capital
occidental necesitaría durante las próximas generaciones identificar nuevos
sectores intensivos en mano de obra que fueran sustituyendo a los sectores
industriales actualmente ya intensivos en capital y a los sectores de servicios
que vayan automatizándose o robotizándose. ¿Es posible que durante las próximas
generaciones surjan continuamente este tipo de sectores? No es fácil de
anticipar. De hecho, la inversión actual en servicios no se está canalizando
hacia nuevos sectores de servicios sino más bien hacia sectores de servicios ya
existentes pero que se están alimentando en base al interés inversor y la
disposición masiva de mano de obra barata (mujeres durante un tiempo y mano de
obra inmigrante después).
9.
En
definitiva, en base al análisis indicado, todo parecería indicar que,
efectivamente, la inversión capitalista -el capitalismo- camina hacia su fin,
salvo que las bases estructurales de la economía occidental cambien
sustancialmente en direcciones difíciles de prever. Otra cuestión es si este
horizonte de carácter “histórico” nos aporta algo o no desde la perspectiva de
las bases conceptuales del modelo de desarrollo europeo a efectos, digamos de
la actual y próxima generación.