1.
Ya hemos
explicado que una de las razones de la confusión alrededor del papel del
empresario en el capitalismo radica en que habitualmente se refleja como
aportación de capital también una aportación de trabajo de importancia
sustancial en autónomos y microempresas y cada vez más de mera dirección o
supervisión en las grandes empresas.
2.
Pero esto nos
plantea la necesidad de situarnos en el contexto teórico de aportaciones de
capital “puras” y clarificar qué son en realidad estas aportaciones.
3.
En sentido
estricto, una aportación de capital a una empresa es una aportación de “capacidad
de compra” de bienes y servicios. Esta aportación, cuando se formaliza como
capital y no como préstamo, está renunciando al interés y, de esta forma,
reduciendo los costes de la empresa. Esto significa, para una empresa concreta,
una mayor capacidad de generar valor añadido.
4.
La pregunta
que nos surge inmediatamente es la de cómo es posible que “aporte” valor
añadido el capital si es cierto que, como veníamos afirmando, el capital no “crea”
por sí mismo valor añadido.
5.
La respuesta
es que la aportación de capital no crea “riqueza” o valor, sino que lo traslada
de un destino a otro. El aportante de capital no crea valor añadido para la
empresa como hace el trabajo, lo aporta a la empresa detraído de otros destinos
del mismo.
6.
En la empresa
que recibe el capital puede beneficiarse del mismo en su valor añadido total,
ya sea por reducción de costes financieros por sustitución de préstamos o por
un incremento de la inversión a través de la adquisición de bienes o la
contratación de fuerza de trabajo. De esta forma, una empresa concreta puede
aumentar su valor añadido gracias a la aportación de capital, pero a costa de
la reducción del valor en la ubicación de origen del capital aportado.
7.
La aportación
de capital a la empresa es, en este sentido, una “traslación” de valor ya
generado. El capital no crea por sí mismo valor, pero sí aporta valor a la
empresa receptora del mismo.
8.
No obstante,
como sabemos, el capital nunca va sólo. En la práctica, siempre lleva consigo
algún tipo de aportación de trabajo del inversor. Como mínimo, esta aportación
de trabajo incluye dos actividades:
A.
La selección de inversiones previa
a la aportación de capital
B.
La supervisión de la utilización /
rentabilización de la aportación de capital
9.
Como
consecuencia de ello, es necesario ser prudente ante los análisis teóricos que
diferencian estrictamente capital y trabajo en la empresa. Esta diferenciación teórica
es necesaria estadística y conceptualmente, pero no responde nunca de forma
estricta a la realidad.
10. Una cuestión clave de la
aportación de capital del empresario, que se entremezcla con el análisis económico
de la misma, es la del poder jurídico de la empresa que habitualmente asume el
aportante de capital. Es este poder jurídico el que convierte a la empresa en “capitalista”
y el que otorga a los titulares del capital el poder de distribución del valor
añadido generado entre trabajo y capital.
11. Desde el punto de vista del modelo de desarrollo, la cuestión
clave a profundizar por EKAI Center es la del impacto que la intensificación de
capital en el tejido productivo tiene y puede tener sobre la rentabilidad de
las inversiones y, consecuentemente, sobre el papel que la inversión de tipo
capitalista debe representar en el modelo.