1. Aunque, desde luego, no es el único instrumento para impulsar la
inversión productiva, sí es un aspecto significativo de las políticas públicas
a la hora del tratamiento respectivo tanto de las inversiones productivas como
de los beneficios empresariales.
2. Recordemos que la inversión productiva es, a la vez, la primera
aportación empresarial al modelo de desarrollo y, por otro lado, el problema y el reto fundamental del desarrollo europeo
de las últimas décadas.
3. En este sentido, ya hemos visto que las claves de la actuación política
a efectos de la reactivación continuada de la inversión deben ser:
a)
Impulsar la inversión productiva
de las empresas de capitales
b)
Impulsar como modos alternativos
de inversión empresarial las empresas públicas y cooperativas.
4. Con independencia de su capacidad recaudatoria, el Impuesto de
Sociedades, precisamente por recaer sobre los beneficios empresariales, es un
instrumento ideal para incidir sobre la motivación y los incentivos de los
empresarios.
5. Aunque la opinión dominante repetidamente pretende hacernos
transmitir la necesidad de favorecer a toda costa los beneficios empresariales como
un requisito imprescindible para el desarrollo económico, los lectores de EKAI
Center ya saben que esto es sólo un producto del aplastante dominio social y
mediático de las corporaciones empresariales. Mientras que el incentivo para
las inversiones productivas es esencial para el desarrollo económico, otro tipo
de beneficios empresariales pueden tener –y tienen con frecuencia- un impacto
claramente negativo en la evolución socioeconómica.
6. Tener en cuenta esta realidad es fundamental a la hora de enfocar la
regulación del Impuesto de Sociedades. Todo esto necesita una mayor precisión,
pero sí podemos apuntar con claridad la necesidad de que el resultado del
Impuesto contribuya a la vez a incentivar la inversión productiva y a
desincentivar otro tipo de beneficios empresariales, o –si se prefiere- haga
recaer sobre estos últimos el coste del impuesto.
7. No es inhabitual que el Impuesto de Sociedades prevea algún tipo
de desgravación para las inversiones productivas, pero el planteamiento que
hacemos en este documento pretende centrar en este ámbito la propia finalidad
del Impuesto.
8. Como criterio conceptual, este planteamiento induciría a tipos
tributarios elevados para el Impuesto frente a un impacto reducido o mínimo
para los resultados derivados de las inversiones productivas.
9. La metodología para incidir sobre el beneficio derivado de la
inversión productiva es habitualmente reducir el coste de la misma a través de
la desgravación de la propia inversión.
10. Ya sabemos que la tendencia
durante las últimas décadas ha sido la de una reducción continuada del impacto
del Impuesto de Sociedades y que uno de los argumentos más utilizados al
respecto es el de la comparación con otros territorios y el riesgo de pérdida de inversiones si se
elevan los tipos nominales del Impuesto o si no se reducen suficientemente. Tener
en cuenta este factor podría inducirnos, al contrario de lo indicado, a
plantear un tipo nominal reducido compensado con algún tipo de “recargo” para
los beneficios no reinvertidos.
11. De cualquier forma, lo
fundamental es entender el papel central que el beneficio y el incentivo
empresarial representa en el modelo de desarrollo basado en el modelo
capitalista. Y, consecuentemente con ello, centrar los objetivos básicos del
Impuesto de Sociedades tanto en incentivar la inversión productiva como en
desincentivar otro tipo de beneficios empresariales.