Inteligencia Política y Estratégica EL CASO NAVALNY NO APUNTA A RUSIA SINO -UNA VEZ MÁS- A OCCIDENTE
1. A nuestros medios de comunicación –todos ellos sometidos a la
oligarquía corporativa- les ha faltado tiempo para, ante los primeros rumores
sobre el posible envenenamiento del opositor ruso Navalny, lanzar las campanas
al vuelo acusando directa o indirectamente al gobierno ruso.
2. Por supuesto, “nuestros” medios –neoliberales autodenominados como
de izquierda, derecha o centro- no pierden oportunidad de atacar a todos los
enemigos de la oligarquía que, en este momento, son los países emergentes –Rusia
y China fundamentalmente- que se han atrevido a cuestionar la hegemonía
atlantista que lleva décadas dominando el mundo.
3. Pero esa estrategia conjunta de los servicios de inteligencia
occidentales, sistemáticamente soportada en el apoyo incondicional de nuestros
medios, está cada vez más desgastada. Cada 6 meses aproximadamente, nos
sorprenden con una nueva maldad organizada por Rusia o China, ampliamente
difundida por los medios, que luego va perdiendo eco a medida que las pruebas
no aparecen, los supuestos indicios se diluyen y la implicación de servicios de
inteligencia occidentales se va haciendo más y más evidente.
4. La historia se ha repetido ya tantas veces que el eco de estas
campañas anti-rusas o anti-chinas es cada vez menor. O es cada vez menor entre
los expertos, por supuesto. Lamentablemente, una buena parte de nuestros
ciudadanos continúan siendo marionetas en manos de los medios de comunicación
corporativos (la totalidad de los medios tradicionales supuestamente de
izquierda, derecha o centro). Es a estos ciudadanos todavía ingenuos a quienes
están dirigidas estas campañas.
5. Lo que ha sucedido es que, la acumulación de invenciones
anti-rusas y anti-chinas ha cambiado la carga de la prueba. Ante indicios de
una implicación rusa o china, en un primer momento pensábamos en la posibilidad
o probabilidad de una implicación de los gobiernos de estos países. Sin
embargo, a medida que se han repetido los casos de montajes de la inteligencia
occidental contra Rusia y China, la credibilidad de Occidente está ya bajo mínimos
y la carga de la prueba se invierte: Ahora es ya Occidente el que debe probar
las responsabilidades, ante la necesidad objetiva de dar por supuesto que,
salvo que se demuestre lo contrario, son los gobiernos occidentales los
responsables de este tipo de actuaciones criminales.
6. El caso Navalny es aún más claro al respecto. Navalny, fiel
partidario de la oligarquía corporativa, es por ello muy querido en Occidente,
pero no representa nada en Rusia. Su peso en la opinión pública es exiguo y su
credibilidad está bajo mínimos. No representa ningún peligro para el gobierno
ruso. Un posible envenenamiento de Navalny es el instrumento seguro para una
nueva campaña occidental anti-rusa y, por lo tanto, sólo Occidente tiene algo
que ganar con ello.
7. Por supuesto, hasta que aparezca nueva información no podemos
afirmar si realmente ha habido envenenamiento o no y, en su caso, quién ha sido
realmente el responsable. Pero si podemos afirmar que, a falta de pruebas en
contrario, la presunción de responsabilidad recae sobre los gobiernos y los
servicios de inteligencia occidentales.
8. La élite financiera occidental está aterrorizada ante el riesgo de
perder la hegemonía. Para ellos, todo vale contra quienes –como Rusia y China-
se han atrevido a cuestionar su poder.