Inteligencia Política y Estratégica LA ACTIVACION DE LA SOCIEDAD CIVIL COMO BASE DEL SISTEMA DEMOCRATICO
LA ACTIVACION DE LA SOCIEDAD CIVIL COMO BASE DEL SISTEMA DEMOCRATICO
1.
Las
sociedades no las construyen ni las estructuras físicas ni las normas. Para
bien o para mal, las construyen las personas. Y esto mismo sucede con el
sistema democrático. Analizar el funcionamiento y la realidad de una democracia
en base a lo que nos dice la respectiva constitución o el entramado legal es
claramente insuficiente.
2.
La democracia
no es otra cosa que el “gobierno del pueblo”. En sentido literal y material. Y
el que esta situación se produzca va mucho más allá de las afirmaciones
legales. Las elecciones, los referéndums, los distintos mecanismos de
participación política, son instrumentos de manifestación de la voluntad
popular, pero que rápidamente se desvirtúan si los ciudadanos mantienen una
actitud pasiva a la hora de defender sus propios derechos e intereses y se
limitan a esperar al día de la respectiva votación.
3.
Además de los
mecanismos electorales, el sistema democrático requiere una permanente activación
o dinamización social para que los distintos instrumentos legales se llenen de
contenido y sean realmente instrumento de la voluntad popular y de los
intereses generales.
4.
Habitualmente,
atribuimos esta función de dinamización social a los partidos políticos. Pero
este criterio es extremadamente limitado. Evidentemente, los partidos políticos
realizan una función esencial en la orientación de los ciudadanos en los
procesos electorales. Sin embargo, la función de los partidos políticos depende
ella misma de un proceso de dinamización social que la soporte.
5.
Si los
partidos políticos no se asientan ellos mismos en un tejido de dinamización
social, rápidamente se transforman de partidos de masas –aquellos que lo fueron
en alguna ocasión- en partidos de cuadros. Y, como consecuencia de esta evolución
dejan de representar los intereses generales de los ciudadanos a representar
los intereses propios de un pequeño grupo burocrático o los de los grupos de
interés empresarial.
6.
La dinamización
social no se limita, por supuesto, a los partidos políticos. La participación
social de los ciudadanos se activa también en algunos casos de forma individual
(en el caso, por ejemplo, de expertos o analistas) y a través de otro tipo de
estructuras sociales económicas, asociativas, sindicales, etc. La propia dinamización
de los partidos políticos, y su defensa de los intereses generales en lugar de
los intereses empresariales, ha estado con frecuencia ligada a la influencia en
los mismos no sólo de su propia base de afiliados, sino también de estas otras
estructuras sociales.
7.
Los
ciudadanos pueden organizarse de distintas formas y a través de muy distintas
estructuras, pero este tipo de dinamización social es indispensable para el
funcionamiento del sistema democrático. Sin ella, medios de comunicación,
partidos políticos y, progresivamente, las estructuras del Estado, van cayendo
poco a poco bajo la influencia de los grupos de interés corporativo. Estos grupos
de interés, basados en la capacidad económica y la influencia de las grandes
empresas, tienen muy fácil organizarse para influir sobre las estructuras de la
sociedad democrática. Con frecuencia, no necesitan ningún tipo de organización,
puesto que el poder de una sola gran corporación, por sí misma, puede ser más
que suficiente para ejercer una influencia decisiva.
8.
De esta
forma, la activación de la sociedad civil es claramente un requisito
imprescindible para la realidad y la vitalidad democrática de cualquier país. Mucho
más, por supuesto, en aquellos que han desatendido este objetivo y han confiado
erróneamente en que las grandes instituciones del estado son capaces de
soportar por sí mismas la vitalidad de la democracia.