El Futuro de la Socialdemocracia
EL POSMOFEMINISMO Y EL POSMOECOLOGISMO NO SON MOVIMIENTOS SOCIALES
AUDIO: https://youtu.be/iu6faSIlP6o
TEXTO (PDF): https://yadi.sk/i/4biJvvFS3T72nQ
1.
El feminismo
y el ecologismo fueron movimientos sociales en su origen y todavía lo son hoy,
aunque en espacios habitualmente marginales. En Occidente, ambos movimientos
han sido desbordados por sus respectivas versiones reaccionarias posmodernas,
que bien podemos denominar como posmofeminismo y posmoecologismo.
2.
En distintas
corrientes políticas y sociales se alude a la fuerza de estos movimientos como
una razón de peso para adoptar sus postulados. Se trataría supuestamente de
adaptarse a las corrientes sociales de actualidad, de evitar quedarse atrás. Estos
planteamientos, también en la socialdemocracia, tienen una gran relación con
una insuficiente capacidad de análisis de la realidad. Una falta de capacidad
que siempre termina de la misma forma: dejándose llevar por los medios de
comunicación que, en último término, siempre transmiten las ideas, valores y
propuestas impulsados por la élite corporativa.
3.
La realidad
es que ni el posmofeminismo ni el posmoecologismo son movimientos sociales. El
peso que en su desarrollo han tenido las iniciativas de base es meramente simbólico.
Se trata de movimientos impulsados y financiados sistemáticamente por las grandes
corporaciones.
4.
Sólo un
implacable bombardeo mediático continuado durante años explica el éxito social
de estos movimientos que no son sino el resultado de una manipulación
corporativa sistemática.
5.
Si el
feminismo y el ecologismo nacían de problemas reales a los cuales proponían
soluciones reales, el posmofeminismo y el posmoecologismo son una abrumadora
manipulación mediática de emociones. Son un instrumento reaccionario destinado
a la división y desarticulación social y a la sistemática distorsión de los
problemas y retos reales de los ciudadanos.
6.
El origen de
estos fenómenos en la manipulación mediática es evidente. No hay más que contar
las horas dedicadas por radios y televisiones a impulsarlos.
7.
El carácter
de manipulación emocional de estas tendencias se evidencia en su propia
irracionalidad.
En el caso del posmofeminismo, este “movimiento” se ha
caracterizado durante años por no proponer absolutamente nada o, más
exactamente, por la drástica desproporción entre la escasez de propuestas y la
emocionalidad que se pretende desatar.
La irracionalidad del posmoecologismo se detecta en la falta de análisis
de las consecuencias de las propuestas o planteamientos realizados, de forma
perfectamente alineada con las estrategias de las grandes corporaciones. Durante
los últimos años, es la amenaza del cambio climático lo que está sirviendo para
justificar cualquier disparate social y económico … para evitar la destrucción
del mundo supuestamente. Ante la apocalipsis climática que se avecinaba para el
año 2000, luego para el 2020, para el 2030, para el 2050 … no hacen falta más justificaciones
para destruir cualquier tipo de actividad económica … todo vale para supuestamente
evitar el desastre. Y ese todo casi siempre coincide casualmente con los
objetivos estratégicos de las grandes corporaciones.
8.
El que
ciertos sectores socialdemócratas se hayan dejado arrastrar por estas
corrientes reaccionarias no es extraño. El peso abrumador de los mensajes mediáticos
al servicio de las grandes corporaciones arrastra a cualquier persona que no
disponga de un suficiente contraste analítico. Esta capacidad de crítica y de
análisis propio es imprescindible para que la socialdemocracia responda a sus
objetivos de defensa de los intereses de los trabajadores asalariados y de los
ciudadanos en general. Y es esta capacidad de análisis la que nos permite
diferenciar los retos reales a los que la emancipación de la mujer y el medio
ambiente se enfrentan y a los que el feminismo y el ecologismo deben plantear e
impulsar soluciones.
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