El Futuro de la Socialdemocracia
¿ES POSIBLE LA SOCIALDEMOCRACIA?
AUDIO: https://youtu.be/ST0fE5pvNVs
TEXTO (PDF): https://yadi.sk/i/-W1AsMVRP2pvpA
1.
La pregunta
sobre si la socialdemocracia es posible no deja de tener sentido. La reducción
del peso electoral de muchos partidos socialdemócratas europeos es un dato
evidente, pero no el más relevante para esta reflexión. De una u otra forma, la
representación de los intereses de los trabajadores asalariados siempre tiende
a ser asumida por unos u otros grupos políticos.
2.
Ahora nos
planteamos si realmente es posible en este momento un movimiento político socialdemócrata
de peso no sólo electoral sino también a la hora de defender eficazmente los
intereses de los asalariados.
3.
La historia
parece demostrarnos que no es suficiente con la voluntad política y que el
contexto económico internacional y el contexto geopolítico condicionan
decisivamente las posibilidades reales de la acción de gobierno de la
socialdemocracia.
4.
Esta es la
razón de que la postguerra y la guerra fría fueran los años dorados de la
socialdemocracia europea. Durante estos años se construyó el estado del
bienestar, se fortalecieron los sindicatos, mejoraron sustancialmente los
salarios y las condiciones laborales y se desarrolló un potente sector público
empresarial. Fue un contexto óptimo para que la socialdemocracia defendiera con
éxito los intereses de los trabajadores asalariados. Un contexto en el que
también otras fuerzas políticas se incorporaron a este proceso y colaboraron
activamente en la construcción del estado del bienestar, como los gaullistas o
los democristianos.
5.
Sin embargo,
todo cambió a partir de los años 80 con el período neoliberal. Durante 4 décadas,
el cuestionamiento del estado del bienestar, las privatizaciones, el acoso a
los sindicatos, la creciente precarización y el deterioro salarial, se han ido
imponiendo de forma progresiva en toda Europa. Y ya fueran unas u otras las
fuerzas políticas que ocupaban los gobiernos. Los partidos socialdemócratas que
han intentado avances sociales se han estrellado una y otra vez. O bien nada más
llegar al gobierno o bien transcurridos apenas uno o dos años.
6.
Los fracasos
y las decepciones han sido tantos y tan generalizados que difícilmente podemos
responsabilizar de los mismos a unas u otras estrategias concretas de la
socialdemocracia. Es el contexto socioeconómico y geopolítico el que ha
erosionado de forma progresiva la capacidad de cambio social de la
socialdemocracia.
7.
Ante esta
situación, es necesario plantearse si en este contexto es realmente posible la
socialdemocracia. Lo que no es sino una forma de plantearse si los trabajadores
–los ciudadanos- pueden ahora hacer algo más que aguantar y –en todo caso-
minimizar los daños.
8.
Esto nos
lleva a identificar dos posibles escenarios. El primero de ellos el de
mantenimiento en Europa del contexto neoliberal. El segundo, el de que, como
consecuencia del agotamiento del modelo neoliberal, Europa apueste por un nuevo
modelo de desarrollo.
9.
En principio,
en un contexto de debilidad estructural como el generado por el neoliberalismo,
la socialdemocracia debe ser consciente precisamente de la debilidad de su
posicionamiento. Como consecuencia de ello, debe diferenciar con claridad sus
expectativas electorales y como agente de gobierno por un lado y, por el otro,
sus expectativas como movimiento social. Ser conscientes de las limitaciones
objetivas de la acción de gobierno supone también dar una mayor importancia al
papel de la socialdemocracia como dinamizadora del tejido social y de la opinión
pública. Esto implica desarrollar una estrategia activa y prioritaria de análisis,
formación, educación y difusión. La socialdemocracia debe, en este sentido,
volver a sus orígenes y pegarse firmemente a la realidad social para trabajar
sobre ella.
10. Complementariamente, la socialdemocracia debe prestar una especial
atención a los rápidos cambios geopolíticos que pueden fácilmente crear un
nuevo contexto para la acción política en el conjunto de Europa. El neoliberalismo
se ha expandido en un mundo unipolar hegemonizado por Estados Unidos en el que
la socialdemocracia ha tenido cada vez menos espacio para la acción de
gobierno. El tránsito a un mundo multipolar puede cambiarlo todo y constituirse
en una oportunidad histórica para la socialdemocracia.
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