EL BENEFICIO A MEDIO PLAZO COMO OBJETIVO BÁSICO
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1. Si es evidente que el objetivo de la empresa de capitales es la maximización
del beneficio, la concreción de este concepto necesita algunas precisiones.
2. El beneficio empresarial es un resultado de la actividad de la empresa
que se genera a lo largo del tiempo y que, por lo tanto, a efectos de su cuantificación,
necesita delimitarse en el tiempo. Normalmente se mide el beneficio generado durante
períodos anuales. Pero esto tampoco nos clarifica suficientemente los objetivos
de las decisiones de los empresarios.
3. Lógicamente, el propietario de una empresa de capitales intenta “maximizar”
el beneficio en todas sus decisiones. En síntesis, minimizando el importe de los
gastos y maximizando el de los ingresos. Pero siempre con una cierta perspectiva
temporal. Todos los gastos suponen, en cuanto tales, un menor beneficio actual,
pero se abordan porque se entiende que son necesarios para el beneficio futuro.
A la inversa, un empresario puede vender su red comercial y obtener un gran
beneficio gracias a ello … a costa de los beneficios futuros.
4. De ahí que el empresario tenga siempre una perspectiva de “medio
plazo” a la hora de perseguir esa “maximización” del beneficio. Sin embargo, la
tensión operativa de la actividad empresarial tiende a hacer ciertamente difícil
para la generalidad de los empresarios tomar decisiones en función de
perspectivas de muy largo plazo. Aceptar pérdidas o reducciones del beneficio
actual es siempre difícil, pero el empresario lo acepta si lo considera
necesario para impulsar el beneficio a medio plazo. Pero pocos empresarios son
capaces de integrar en estas decisiones las perspectivas de muy largo plazo. De
ahí las dificultades de que las empresas inviertan significativamente en
investigación, innovación o formación. Ésta es también –junto a las
externalidades positivas- la razón de la necesidad de los incentivos públicos
para que las empresas inviertan en este tipo de objetivos.
5. En síntesis, podemos decir que el objetivo básico del empresario
es el beneficio “a medio plazo”. Por supuesto, se trata de una definición
conceptual, ciertamente difícil de cuantificar en meses o años y variable de
una modalidad de empresa a otra, de uno a otro empresario.
6. Es conocido que, por ejemplo, la cotización en los mercados de
valores es un importante factor de acortamiento de los horizontes estratégicos,
ante accionistas que compran o venden acciones en función de las evoluciones a
corto plazo de las cotizaciones. La financiarización de la industria
occidental, o el peso que los grandes fondos de inversión han adquirido en las
grandes empresas europeas y norteamericanas, son factores clave coadyuvantes en
el debilitamiento de la apuesta de las empresas europeas por la inversión
productiva.
7. La perspectiva de largo plazo es fundamental desde el punto de
vista de la inversión productiva. Esta inversión implica grandes esfuerzos a
corto plazo, tanto de carácter técnico como económico y con resultado final con
frecuencia incierto. Sólo claras expectativas de rentabilidad muy elevada
justifican este tipo de esfuerzos desde la perspectiva de empresas cotizando en
el mercado de valores o de los fondos de inversión. La conjunción de
financiarización del control de las empresas y de menores expectativas de
rentabilidad puede ser un factor clave en el declive de la inversión productiva
europea.