El Futuro de la Socialdemocracia SOCIALDEMOCRACIA E IZQUIERDA CORPORATIVA

1.     Recordemos que los términos “izquierda”, “derecha” y “centro” tienden a confundirse a medida que aceptamos la aplicación de los mismos a organizaciones y proyectos en función de cómo se denominan a sí mismos. Esto nos lleva a considerar como “izquierda” o “derecha” a los grupos que se autodenominan como “de izquierda” o “de derecha” sin prestar excesiva atención a los contenidos reales de las propuestas o de las estrategias y acciones de unos u otros grupos.

2.     Como desde EKAI Center hemos puesto de relieve repetidamente, la actual confusión conceptual alrededor de estos términos obedece al objetivo de mantener divididos artificialmente a los trabajadores asalariados “más o menos al 50%” en base a lo que los medios de comunicación denominan como “izquierda”, “derecha” o “centro” cuando, en realidad, estos grupos tienden todos ellos durante las últimas décadas a situarse cada vez más en el ámbito de la defensa de los intereses de las grandes corporaciones.

3.     Particular interés para la socialdemocracia tiene la constatación de que lo que en Europa actualmente se denomina como “izquierda”, en su práctica totalidad, se ubica realmente en lo que se ha venido denominando como “izquierda corporativa” o “izquierda Blackrock”.

4.     El proceso es el resultado, por un lado, del estrechamiento progresivo del arco político europeo a partir de la caída de la Unión Soviética y, por otro lado, del creciente control y sometimiento de los grupos “de izquierda” por parte de la élite corporativa.

5.     Como consecuencia de este sometimiento a la élite corporativa, estos grupos autodenominados como “de izquierda” carecen de un verdadero proyecto de cambio social. O, mejor dicho, carecen de un proyecto distinto del de los intereses de las grandes corporaciones. Intereses que se expresan a través de las sucesivas campañas mediáticas destinadas a manipular sucesivamente determinadas dinámicas sociales a través de movimientos “verdes”, “posmofeministas”, “multiculturalistas”, etc.

6.     Como estas dinámicas del “ecologismo corporativo”, del “feminismo corporativo” o del “multiculturalismo corporativo” son impulsadas por los intereses de las grandes corporaciones de forma cada vez más clara, esta supuesta “izquierda” va quedando cada vez más expuesta y su campo de actuación se va estrechando rápidamente, hasta casi desaparecer en algunos países.

7.     Los instrumentos para el sometimiento de los grupos supuestamente “de izquierda” a los intereses corporativos son diversos y bien conocidos. Entre los medios más tenebrosos podemos citar las redes de explotación y chantaje sexual en las que políticos occidentales de distintos países han sido repetidamente atrapados (red Dutroux, red Epstein, etc.). También, por supuesto, líderes clave de organizaciones supuestamente “de izquierda” han sido sometidos a través de las puertas giratorias, el soborno o el chantaje. Organizaciones, partidos y medios autodenominados “de izquierda” permanecen en realidad sometidos a las élites corporativas a través del sistema bancario o de ayudas millonarias recibidas de fundaciones directa o indirectamente controladas por la élite corporativa.

8.     La realidad nos demuestra que, en los últimos 30 ó 40 años, los grupos de izquierda que han llegado al poder en Europa no han hecho nunca políticas de izquierda y, al contrario, se han implicado abiertamente, de forma generalizada, en las estrategias neoliberales de la élite corporativa.

9.     Las sucesivas “modas” o campañas corporativas se han convertido en un buen termómetro de este sometimiento. A medida que un grupo supuestamente de izquierda, en realidad termina dando prioridad al ecologismo corporativo, al feminismo corporativo o al multiculturalismo corporativo, vamos comprobando su sumisión a las directrices de la oligarquía corporativa occidental. La vinculación con el Partido Demócrata norteamericano, y el apoyo de fundaciones anglosajonas en general, suelen ser un termómetro bastante preciso de esta deriva.

10.  Lógicamente, los trabajadores asalariados van progresivamente despertando y dando la espalda a estas organizaciones en un proceso que, en algunos países, parece haber llevado a la desaparición del conjunto de la “izquierda”.

11.  Evidentemente, no es un contexto agradable para el proyecto socialdemócrata. Sin embargo, esta aparente “desaparición de la izquierda” es, en realidad, un proceso temporal. Como EKAI Center viene recordando, los trabajadores asalariados son ya el 90 por ciento de la mano de obra occidental y la realidad de sus intereses objetivos sólo espera a que unas u otras opciones políticas asuman de forma efectiva la representación de los mismos. Y recordemos que no otra cosa es la socialdemocracia.

El Futuro de la Socialdemocracia

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