VIABILIDAD DE UN MODELO PROPIO
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1.
Habría que
empezar clarificando qué entendemos por un “modelo propio”. Lógicamente, no se
trata de un modelo único, que sólo se encuentre en el País Vasco. Podemos tener
en cuenta el precedente creado por la tradicional utilización de la expresión “modelo
vasco” haciendo referencia al modelo de impulso industrial y tecnológico que se
desarrolló en nuestro territorio durante tres décadas, desde el inicio del
sistema autonómico hasta la crisis financiera de 2008. En este sentido, nos
estamos refiriendo a un modelo económico suficientemente diferenciado del de
otros territorios cercanos, sin que por ello tenga que ser en absoluto “único”.
2.
Las
posibilidades de impulsar a partir de ahora un modelo propio de desarrollo
tienen relación con las competencias de nuestras instituciones, pero sólo de
forma limitada. Las competencias actuales o las que pudiesen conseguirse en el
futuro son sin duda, un importante instrumento de actuación, pero son sólo un
instrumento. La segunda parte –la utilización eficiente de este instrumento- es
la más importante y también la más complicada.
3.
De hecho, nos
encontramos en un contexto de una sustancial pérdida efectiva de capacidad de
decisión como consecuencia de la transferencia continuada al exterior del
control de empresas medianas y grandes y, muy en especial, de la creciente
presencia y control de nuestra economía por las gestoras de los grandes fondos
de inversión internacionales.
4.
Lógicamente,
puesto que aspirar a un modelo económico “exclusivo” del País Vasco no parece lógico,
lo razonable es, en primer lugar, que nuestros agentes se posicionen
correctamente frente a las posibles opciones existentes para, dentro de ellas,
ser capaces de orientar correctamente nuestras estrategias y, como
consecuencia, nuestro modelo de desarrollo. Porque, lógicamente, buscar un
modelo “propio” sólo tiene sentido en la medida en que ese modelo sea mejor que
el de los territorios que nos rodean.
5.
Como
referencia, el País Vasco podría examinar las características de los 5 modelos
alternativos que, a efectos del futuro de la economía europea, ha venido
identificando EKAI Center. Esto es especialmente urgente en el momento actual,
de crisis estructural del modelo neoliberal y en el que los procesos de cambio
se están acelerando en todo Occidente.
6.
Dentro de las
opciones teóricas, nuestros dirigentes deberían optar por el modelo –o combinación
de modelos- estratégicamente más adecuado, siempre teniendo en cuenta su
viabilidad política. A pesar del agobiante peso del modelo neoliberal en el
conjunto de Europa, el País Vasco supo mantener estrategias específicas de
impulso industrial y productivo, que son precisamente las que permitieron
hablar de “modelo vasco”.
7.
Esta
posibilidad de “desmarque” o diferenciación va a ser probablemente mucho mayor
en los próximos años, como consecuencia de los cambios geopolíticos y de la
propia crisis del modelo neoliberal. Las opciones teóricas y políticas se van a
ampliar y nuestro territorio debe estar preparado para ello.
8.
En este contexto
de tránsito, los territorios que acierten al apostar por el futuro tendrán una
enorme ventaja estratégica. Una oportunidad histórica que el País Vasco debería
aprovechar cuanto antes.
9.
En realidad, disponer
de un modelo de desarrollo “propio” no es lo más importante. Si los territorios
que nos rodean apuestan por el mejor modelo, no habría razón para hacer algo
distinto. Lo importante, por supuesto, es elegir y apostar eficazmente por la
mejor combinación de políticas y estrategias económicas.
10. Por supuesto, la viabilidad de la aplicación efectiva de un nuevo
modelo va mucho más allá de una opción de carácter teórico. Es necesario
disponer de estructuras sociales y de la clase política adecuadas para
apalancar el cambio. En el momento actual, todo parece indicar que la opción
entre unos y otros modelos va a estar más relacionada que nunca con factores de
economía política.
11. En particular, dos son los
grandes retos que iremos desarrollando y que determinarán nuestra capacidad
efectiva de posicionarnos estratégicamente para impulsar un modelo de
desarrollo propio y, sobre todo, eficiente:
A)
La relación entre clase política y
grandes empresas
B)
La capacidad de nuestra clase política
de posicionarse con objetividad ante los distintos modelos de empresa privada,
pública, cooperativa o mixta.