LA RESILIENCIA DE LA SOCIALDEMOCRACIA
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1. Las recientes elecciones alemanas han demostrado, una vez más, la
gran capacidad de recuperación de su base política y de su electorado que
tienen los movimientos socialdemócratas. Partidos considerados ya en declive
continuo o en proceso de desarticulación resurgen de pronto de sus aparentes
cenizas para volver a posicionarse como el referente fundamental –o uno de los
fundamentales- de los trabajadores asalariados.
2. Esto no siempre sucede, por supuesto. Los casos de Italia o
Francia acreditan que la socialdemocracia puede, en casos concretos,
desaparecer del mapa político incluso durante generaciones, ya sea por razones
de pérdida de imagen por corrupción o por alineamiento o sometimiento a las
estrategias corporativas.
3. Cuando esa radical pérdida de confianza no se produce, la
socialdemocracia mantiene durante mucho tiempo su capacidad de recuperar su
base social. Y ello obedece a factores objetivos que los lectores de EKAI
Center conocen bien.
4. Por un lado, el creciente peso que los trabajadores asalariados
tienen en la población activa occidental, como consecuencia del proceso histórico
de concentración empresarial, cuyo resultado inevitable es una constante
reducción del número de empresas, de empresarios y de autónomos y un constante
también aumento del peso de los asalariados, llegando hasta un 92%/93% en los
territorios europeos avanzados.
5. Por otro lado, la realidad objetiva de que la empresa capitalista
actual se estructura sobre bases fundamentales prácticamente idénticas a las del
siglo XIX, en base a empresarios titulares de la empresa y aportantes del
capital y acreedores al beneficio junto al colectivo de trabajadores
asalariados que quedan fuera de la titularidad de la empresa.
6. En la medida en que la socialdemocracia sepa representar
eficientemente los intereses de los asalariados, su capacidad de recuperar su
base electoral estará asegurada en el actual sistema económico. Como sabemos,
esta representatividad puede gestionarse en base a distintos proyectos políticos,
en base a estrategias más o menos moderadas o más o menos radicales. Pero sí es
fundamental que los trabajadores asalariados se sientan representados en las
mismas.
7. La socialdemocracia alemana no es sólo una de las corrientes más
antiguas de la socialdemocracia, sino también una de las que ha acreditado
mayor seriedad y coherencia en sus estrategias. No es extraño que, superados
baches coyunturales, los trabajadores alemanes vuelvan a depositar su confianza
en este movimiento.
8. Recordemos que, en realidad, la gran amenaza para el movimiento
político socialdemócrata es, probablemente, el éxito del mismo. Como
consecuencia de la aplastante mayoría en la que se han convertido los
trabajadores asalariados, todos los movimientos políticos intentan captar votos
entre los mismos y para ello van progresivamente incorporando propuestas y
estrategias anteriormente propias de la socialdemocracia. Y esto lo hacen
incluso los grupos políticos que de forma clara y expresa representan intereses
corporativos contradictorios con los de la socialdemocracia.
9. Al igual que ciertos partidos socialdemócratas se han dejado
arrastrar por los intereses corporativos y, precisamente por ello, han dejado
de ser socialdemócratas, tampoco es necesario utilizar la palabra “socialdemocracia”
para que un grupo político se inserte realmente en este ámbito. Por encima de
las palabras, es la defensa de los intereses de los trabajadores asalariados lo
que define a la socialdemocracia y lo que asegura a muy largo plazo la
resiliencia de la misma.