SE ACABÓ EL MODELO VASCO
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1. EKAI Center lleva tiempo advirtiendo sobre ello. A partir del
estallido de la crisis financiera en 2008, el País Vasco modificó radicalmente
sus estrategias económicas tomando un rumbo radicalmente liberal, interpretado
como una radical pasividad de los agentes públicos frente a la estructura y la actividad
económicas. Esto significaba echar por tierra un modelo de desarrollo endógeno
y proactivo del que, aparentemente, nos sentíamos muy satisfechos.
2. El cambio radical en las políticas se fue rápidamente plasmando en
los indicadores económicos, que –más allá del impacto de la crisis financiera-
nos han ido situando en condiciones significativamente peores con respecto a la
evolución de la media europea: caída de la inversión productiva, caída de la
inversión en I+D, sustitución de actividad industrial por servicios de bajo valor
añadido, pérdida del control de empresas medianas y grandes.
3. La puntilla del proceso, por lo que supone para nuestra estructura
económica y social, la está suponiendo precisamente esta pérdida del control de
las empresas de referencia. Lo llevamos advirtiendo hace años, pero es ahora
mismo cuando los diarios del grupo VOCENTO lo sacan ya de forma expresa y
rotunda a primera página:
4. En realidad, los fondos internacionales no sólo se adueñan de las
grandes empresas sino también –cada vez más- de empresas medianas y de activos
financieros e inmobiliarios. A nadie se le escapa lo que esto supone desde la
perspectiva de nuestro futuro económico, social y político. A nadie salvo,
aparentemente, a nuestra clase política.
5. Esta combinación letal de pasividad interna y control externo va
en contradicción con las bases del desarrollo económico endógeno por el que,
supuestamente, deben apostar los territorios desarrollados y por el que llevábamos
décadas apostando. Nos situamos ya en un contexto de total dependencia externa
y falta de iniciativa y estrategias internas, en un modelo de desarrollo
radicalmente opuesto al que veníamos defendiendo desde el cambio democrático.
6. Lamentablemente, ni siquiera estamos apostando por un modelo que alguien
esté defendiendo. Aparentemente, se trata de un mero producto de la pasividad y
la indiferencia colectiva.
7. Como venimos repitiendo, tampoco parece una deriva de la que
podamos responsabilizar exclusivamente a los gobiernos, puesto que es el
conjunto de la clase política el que ha demostrado una sorprendente falta de
interés por los factores de mayor trascendencia para nuestro futuro. Una clase
política empeñada en debatir y –aparentemente- enfrentarse una y otra vez en
debates absurdos sobre “pájaros y flores”, en una constante comedia mediática,
mientras el país se nos escapa entre las manos.
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