BANCA PÚBLICA, INVERSIÓN PRODUCTIVA Y CRÉDITO SOCIAL
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1.
Uno de los
grandes retos de la política monetaria europea es la falta de diferenciación de
los destinos de la expansión monetaria en función de su impacto sobre el propio
equilibrio monetario y sobre desarrollo económico en general.
2.
Veamos una
descripción gráfica de la evolución del destino del crédito:
EVOLUCIÓN DEL
CRÉDITO AL CONSUMO, VIVIENDA Y EMPRESAS |
FUENTE: EBA[1] |
3.
Los grandes
debates de la política monetaria europea olvidan, lamentablemente, este
problema. Se centran en si las políticas deben ser más o menos expansivas o más
o menos restrictivas y sobre el momento y el ritmo de cada proceso de expansión
o de contracción monetaria. Lamentablemente, se olvida que estos debates
carecen muchas veces de sentido si se prescinde del destino final de la expansión
monetaria y, en particular, de si este destino afecta a la inversión
productiva, al gasto social o a otros objetivos de inversión, gasto o consumo.
4.
Sin embargo, apenas
se tiene en cuenta en estos debates los efectos radicalmente distintos que unos
u otros destinos del crédito tienen sobre la economía europea y sobre el propio
equilibrio monetario.
5.
El crédito
productivo tiende a generar inversiones cuyo resultado incide directamente
sobre la renta y sobre la productividad europea, a la vez que su impacto sobre
la demanda de dinero compensa –tendencialmente con creces- el impacto en la
oferta de dinero de la concesión del crédito.
6.
El impacto
del crédito destinado a gasto social puede
en la práctica adelantar gastos que necesariamente deberán producirse en uno u
otro momento y esto puede justificar también la priorización de estos destinos.
7.
El resto del
crédito destinado a gasto, consumo, inversiones especulativas o inversiones en
otros territorios carece de los impactos positivos sobre la economía y sobre el
equilibrio monetario de los destinos anteriores y, consecuentemente, su
tratamiento en las políticas monetarias debería ser sustancialmente distinto.
8.
EKAI Center
ha venido repetidamente planteando la necesidad de diferenciar claramente estos
destinos desde dos puntos de vista:
a)
En cuanto a la preferencia a la
hora de asignar recursos de crédito disponibles
b)
En cuanto a los tipos de interés
aplicados.
9.
Por
supuesto, esto significaría que la expansión monetaria se dirigiera de forma
preferente y a tipos privilegiados hacia el crédito productivo y social.
10. En la práctica, esta diferenciación puede
materializarse de dos formas. O bien a través de una regulación estricta o bien
a través de un sistema de banca pública.
11. En el caso de un sistema basado en banca privada
como el europeo actual, la diferenciación entre crédito productivo, crédito
social y otros destinos de la expansión crediticia resulta ciertamente compleja
y, si se pretende materializarla de forma eficiente o estricta, requeriría una
clara diferenciación de actividades o de entidades, estructuradas en función de
dichos destinos. Un procedimiento regulatorio complejo pero, en nuestra opinión,
imprescindible.
12. Sin embargo, esta compleja regulación no es
necesaria en un sistema de banca pública como el de los países emergentes. La
asignación final del crédito en estos países es materializada por los bancos públicos,
a los que los gobiernos pueden dar fácilmente instrucciones sobre a qué
destinos dar preferencia y en base a qué tipos de interés. Algo que es mucho más
complejo en el caso de los bancos privados que, lógicamente, actúan básicamente
en función del beneficio que les genera cada una de las operaciones.
“EL FUTURO DE EUROPA. Bases para un nuevo
modelo”
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