1.
¿Tiene Soros
agentes en el País Vasco? Por supuesto. ¿También en los partidos políticos
vascos? Sí, claro. ¿En qué partidos? Pues en todos.
2.
Recordemos
que Soros –a través de la Open Society- no es más que un agente público de la
oligarquía corporativa, que trabaja en coordinación con otras fundaciones y
agencias con estrategias similares, a los que podemos denominar para
entendernos “Soros y Cía.”.
3.
Muchos de estos
“agentes”, personas apoyadas o financiadas por estas estructuras, no son difíciles
de rastrear. Basta con seguir la pista de sus actuaciones y posicionamientos.
Especialmente aquellos más llamativos.
4.
Recientemente,
se ha vuelto cada vez más frecuente que personas, grupos y medios
autodenominados “nacionalistas o abertzales” se conviertan sorprendentemente en
“globalistas multiculturalistas”. Llamativo. ¿Puede haber algo más
contradictorio con el nacionalismo que el globalismo multiculturalista? Evidentemente
no. No se trata de una moderación del nacionalismo sino de convertirse de un día
para el otro en lo contrario de lo que teóricamente se proclama.
5.
Personas, grupos
y medios que se autodenominan “de izquierda” se vuelven en la práctica
neoliberales, apuestan por el atlantismo y defienden la invasión y destrucción
de países de África y Asia. Nada más contradictorio con ser “de izquierda”.
Pero ahí están. Siguen denominándose a sí mismos como “de izquierda” e incluso “marxistas”
sin sonrojarse.
6.
En este
contexto, no es sorprendente que los grupos políticos vascos, supuestamente de
izquierda y derecha, vascos y estatales, se parezcan entre sí cada vez más (sin
perjuicio de las continuas escenificaciones mediáticas). Y que todos los medios,
de un extremo al otro, parezcan ahora defender los mismos valores neoliberales,
globalistas, multiculturales, posmofeministas o posmoecologistas.
7.
No es
casualidad que esta “unificación” del espectro ideológico vasco se produzca en
todo lo que es importante para la élite corporativa. Desaparecidas la derecha,
la izquierda y el centro, queda una difusa diferenciación entre grupos políticos
“de ámbito vasco” y “de ámbito estatal”, manifestando todavía divergencias
sobre la cuestión territorial. Una cuestión que –en este momento al menos- no
parece preocupar en exceso a la élite corporativa, que colabora con los dos
bandos de forma similar.
8.
Para rastrear
la pista de estas influencias basta con seguir la huella de las campañas mediáticas
corporativas para detectar las personas, asociaciones, fundaciones,
organizaciones y medios que las apoyan de forma continua, manipulando sistemáticamente
distintos sentimientos o reivindicaciones sociales: Manipulando la emancipación
de la mujer a través de las versiones reaccionarias del feminismo, manipulando
la defensa del medio ambiente o la apuesta por las energías renovables, las
reivindicaciones de minorías sexuales, de los migrantes, etc.
9.
La élite
corporativa necesita que todas esas campañas de manipulación estén apoyadas tanto
por supuestos “marxistas” como por “conservadores”, tanto por supuestos “vasquistas”
como por “españolistas”. Tanto por entidades de “euskalgintza” como por las que
trabajan en castellano. Hay dinero y recursos para todos ellos.
10.
Por supuesto,
hay que ser muy conscientes de la instrumentalización sistemática de estos
movimientos en el País Vasco. Pero también hay que ser prudentes. Que Soros y Cía
–la oligarquía corporativa- apoyen a personas, asociaciones y grupos defensores
de estas “campañas corporativas” no significa, por supuesto, que todos sus
seguidores lo sepan. Ni siquiera todas las personas trabajando en estas
estructuras asociativas, grupos o medios de comunicación.
11.
Lamentándolo mucho, no vamos a dar nombres por
ahora. Más importante que satisfacer la curiosidad “morbosa” es compartir
criterios y líneas de referencia para que nuestros ciudadanos y nuestros
agentes sociales, económicos y políticos puedan situarse progresivamente ante
este reto de la forma más serena y racional posible.