ANTE UNA REVOLUCIÓN CORPORATIVA SIN IZQUIERDA
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1.
Una
diferencia sustancial entre la actual revolución corporativa y la de los años
20-30 del siglo XX es que la revolución corporativa-fascista puesta en marcha
con el pretexto de las políticas anti-pandemia se produce en un contexto de
ausencia de fuerzas políticas de izquierda.
2.
En las
revoluciones corporativas-fascistas del siglo pasado, la existencia de un
movimiento obrero fuerte, creciente, y con objetivos en buena parte
revolucionarios, fue uno de los motivos fundamentales para que la oligarquía
corporativa occidental apostara primero por crear e impulsar el fascismo
italiano y después los distintos movimientos fascistas en el conjunto de
Occidente.
3.
El movimiento
obrero revolucionario desapareció en Occidente, lo mismo que el conjunto de la
izquierda, a partir de la caída de la Unión Soviética y las reformas de mercado
de China. Lo que se autodenomina ahora como “izquierda” son movimientos
neoliberales culturalmente postmodernos, perfectamente controlados por la élite
corporativa.
4.
En la
revolución corporativa actual (Proyecto “Gran Reinicio”) están presentes con
claridad otros factores clave de las revoluciones fascistas, como el colapso
del modelo económico y la amenaza geopolítica externa (esta última representada
ahora por China y Rusia, frente a la amenaza de la Unión Soviética del siglo
pasado). Pero ni la inexistente izquierda ni un debilitado movimiento obrero
representan amenazas directas de ningún tipo para las grandes corporaciones.
5.
Sin embargo,
el que esta amenaza sea ahora inexistente ello no significa que no pueda materializarse.
Y el riesgo de que esto suceda parece evidente ante la perspectiva de colapso
del modelo económico neoliberal. Precisamente por lo sucedido en los años 30
del siglo pasado, las grandes corporaciones saben que una gran crisis económica
genera explosiones sociales de todo tipo y puede fácilmente reactivar
posiciones rupturistas en el movimiento obrero y opciones políticas
alternativas.
6.
El colapso
del sistema económico se ha retrasado artificialmente de forma continua a través
de la expansión monetaria, pero esta estrategia está llegando a su fin. Sabemos
que la élite corporativa –a través del proyecto “Gran Reinicio”- está
desarrollando una estrategia de voladura controlada del modelo económico. No es
fácil prever hasta dónde quieren llegar en la dureza de las medidas económicas
(inflación, reducciones salariales, recortes de gasto social y pensiones, …). Pero
todo parece indicar que van a ir mucho más lejos de lo que fueron durante la
crisis financiera de 2008.
7.
Por otro
lado, la experiencia del siglo XX también indica que el surgimiento de la Unión
Soviética –y la China comunista posteriormente- resultaron por sí mismos
fundamentales para la multiplicación de revoluciones obreras en Europa
occidental en los años 20 o para el auge de los partidos comunistas en países
como Francia o Italia en la postguerra. Es muy posible que el creciente peso
geopolítico de Rusia y China vayan generando durante los próximos años un
contexto similar.
8.
Finalmente,
no olvidemos que la expansión de Internet está facilitando el surgimiento de
flujos de información y relación no controlados por las grandes corporaciones –ni
siquiera mediante la creciente censura en redes sociales- que pueden resultar
cada vez más peligrosos para el sistema.
9.
En
definitiva, podemos decir que la élite corporativa parece haber aprendido las
lecciones del siglo XX y ha decidido no esperar a que la oposición interna se
desate. La actual revolución corporativa (neofascista) se está intentando
adelantar a través del recorte progresivo de libertades con el pretexto de la
gestión de la pandemia. Necesita establecer un sistema dictatorial antes de que
el derrumbe del modelo económico y la influencia de los países emergentes
desaten de forma explosiva la oposición interna organizada.
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