NECESITAMOS UN FRENTE DEMOCRÁTICO ANTIFASCISTA
TEXTO (PDF): https://yadi.sk/i/PTxScnOk_JXhtw
1.
No es posible
en este momento saber con seguridad hasta dónde pretende llegar la oligarquía
occidental en el recorte de libertades y aplastamiento de la disidencia. Pero
tampoco es posible esperar sentados a contemplar el proceso, precisamente
porque la oposición popular es lo único que puede detenerlo.
2.
Necesitamos
un frente antifascista. Un frente de defensa de la democracia y las libertades,
que agrupe al creciente número de ciudadanos alarmados ante lo que está
sucediendo.
3.
¿Este frente
antifascista debe dirigirse contra alguien? No. No se trata de actuar contra un
determinado sector de la población, sino –en coherencia con las bases de la
socialdemocracia- de apelar al conjunto de los asalariados y de la ciudadanía a
la defensa de las libertades civiles frente a los ataques de la actual “revolución
oligárquica” en marcha.
4.
En contra de
este movimiento estarán, por supuesto, los dirigentes de los grupos políticos y
de los medios de comunicación, todos ellos férreamente sometidos a la estrategia
de la “revolución corporativa” en curso. Y también los peones que, en estos ámbitos,
son en realidad agentes a sueldo de las fundaciones y grupos financiados por la
oligarquía corporativa e infiltrados desde hace tiempo en instituciones de todo
tipo.
5.
Este
movimiento debe aceptar en su seno todo tipo de opiniones sobre la pandemia y
sobre el proceso de vacunación para aglutinar al máximo de ciudadanos
dispuestos a defenderse a sí mismos a la vez que nos defienden a todos.
6.
Objetivo fundamental
será la inclusión en el frente democrático de afiliados y cuadros de los grupos
políticos y de periodistas. Se trata de los dos ámbitos sometidos a presión
corporativa de forma más directa. Una presión y sometimiento incompatible con
los objetivos de estos grupos y medios y que es necesario poner sobre la mesa
cuanto antes. Grupos políticos y medios de comunicación se están traicionando a
sí mismos, traicionando a sus afiliados y trabajadores y traicionando al
conjunto de la ciudadanía. Hay que denunciar y atacar este sometimiento de
grupos políticos y medios a las estrategias dictatoriales de las grandes
corporaciones occidentales, antes de que sea demasiado tarde.
7.
Empezamos tarde
de todas formas. A algunos nos ha costado un año, a otros dos años, darnos
cuenta de la dimensión y trascendencia de lo que está sucediendo y, en
concreto, de hasta qué punto la oligarquía corporativa está utilizando la
pandemia y la gestión de la misma como instrumento para implantar su nuevo
orden económico (el “Gran Reinicio”), aislar y reprimir a la disidencia y establecer
una dictadura de hecho en Europa. El férreo alineamiento y sometimiento de
grupos políticos (teóricamente de izquierda, derecha o centro) y medios de
comunicación nos ha impedido durante meses o años situarnos correctamente ante
lo que está sucediendo.
8.
Lamentablemente,
al ritmo en que avanzan las medidas de represión y restricción de libertades -y
la respuesta anti-represiva en muchos países- todo parece indicar que contamos
con muy poco tiempo -quizás unos pocos meses- antes de que el cerco represivo
se cierre.
9.
El movimiento
anti-represivo avanza en toda Europa. La oligarquía no va a permitir que se
consolide y va a empezar a adoptar las medidas represivas necesarias para ello
durante las próximas semanas y meses. Los ciudadanos tienen que organizarse
cuanto antes.
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