NECESIDAD DE NORMAS
TEXTO (PDF): https://yadi.sk/i/53VvneTiKWhD9w
1.
La
participación de los trabajadores en la empresa no avanza a través de palabras
ni de declaraciones formales sistemáticamente adulatorias del concepto de
participación. Avanza a través de disposiciones normativas.
2.
Nuestra
propia experiencia y la del conjunto de los países europeos nos revela que son
las normas las que consiguen cambios significativos en el comportamiento y
funcionamiento de las empresas en el ámbito de la participación empresarial. Y
sólo las normas.
3.
Por mucho que
algunos defensores de las doctrinas de responsabilidad social de la empresa
parezcan plantear lo contrario, la realidad demuestra una y otra vez que las
empresas no se mueven por sí mismas de forma significativa con respecto a los
intereses de sus accionistas. Y esto es lo que sucede también en el ámbito de
la participación. Las apelaciones a los efectos positivos de la participación
en la gestión y en la eficiencia empresarial, o en la mejora de las relaciones
entre capital y trabajo en el seno de la empresa, no consiguen generar en la
práctica ningún cambio significativo en el comportamiento empresarial.
4.
El
comportamiento o la pasividad empresarial en el ámbito de la participación de
los trabajadores sólo se modifica cuando actúan las normativas del Estado.
Puede tratarse de normas imperativas o de normas reguladoras de incentivos.
5.
Las normas
imperativas han demostrado ser imprescindibles para establecer mecanismos de
cogestión (participación de los trabajadores en los órganos de administración)
o instrumentos de participación en beneficios.
6.
Por el
contrario, las normas de incentivos han tenido un significativo impacto en el
ámbito del acceso de los trabajadores a la propiedad del capital de las grandes
empresas. Estas normas de incentivos fiscales o de seguridad social han
facilitado que las grandes empresas se muevan por sí mismas en el impulso de
este tipo de planes que, dentro de sus limitados objetivos, han tenido un nivel
de éxito significativo. Estos incentivos han animado a los trabajadores a
adquirir de forma individual o colectiva acciones de su empresa de forma
sistemática, llegando con frecuencia a cuotas del 1, 2 o 3% del capital de la
empresa o grupo correspondiente. En otro documento examinamos las ventajas y
limitaciones de estos sistemas de adquisición de acciones.
7.
Estas
reflexiones básicas son esenciales para abordar con seriedad políticas de
impulso de la participación de los trabajadores en la empresa. Desde el primer
momento de lanzamiento de los análisis y las estrategias correspondientes, los
agentes políticos deben plantearse qué tipo de cambio pretenden conseguir o, al
menos, pretenden plantear a la sociedad y a los poderes ejecutivo y
legislativo. Si no se adopta esta perspectiva desde el primer momento y las
iniciativas se abordan sobre bases genéricas de apoyo o impulso a la
participación de los trabajadores en la empresa, el riesgo de fracaso de la
iniciativa es demasiado alto.
8.
Un fracaso
que puede hacerse efectivo, en primer lugar, porque en el desarrollo de la
iniciativa nos encontremos de pronto con obstáculos institucionales para los
que no nos habíamos preparado. Pero también porque, al esquivar este tipo de
obstáculos, las disposiciones finalmente propuestas o aprobadas carezcan de
relevancia práctica por ser meramente declarativas o no incidir suficientemente
en los cambios normativos necesarios.
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