TRAS LA REESTRUCTURACIÓN FINANCIERA
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1. Recordemos que abordar o no el desapalancamiento o reestructuración financiera de Occidente –y, fundamentalmente, cuándo abordarlo- es, básicamente una decisión política. Todo hace pensar que la élite corporativa ha considerado que el contexto creado por la pandemia COVID-19 es ideal para gestionar ese proceso, como un requisito necesario para el despliegue del proyecto Gran Reinicio. Sin embargo, aunque el margen temporal sea cada vez menor, no hay que descartar que razones políticas pueden llevar una vez más a retrasar la reestructuración, quizás con medidas comparables a las que permitieron evitar la reestructuración tras la crisis financiera de 2008.
2.
De
cualquier forma, supongamos que esa enorme reestructuración –que como hipótesis
hemos estimado en un 200% s/ PIB- se lleva a cabo. Parece conveniente
plantearse qué podría suceder a partir de ese momento con la economía europea.
3.
Esta reflexión
es importante porque numerosos analistas parecen atribuir los graves problemas
económicos de Europa al sobre-endeudamiento y la financiarización. Esto podría
llevarnos a pensar que, una vez resuelto este problema, la economía europea
podría recuperar una senda razonable de crecimiento y desarrollo económico y
social. Sin embargo, esto no está nada claro.
4.
La cuestión
fundamental es que la financiarización de la economía europea no ha sido un mero
producto de mentes malvadas, especuladores financieros y líderes políticos corruptos
que han destruido progresivamente las bases del desarrollo económico europeo. Al
contrario, todo parece indicar que la financiarización no ha sido sino una
reacción ante la debilidad estructural de la economía real europea desde la década
de los 70 del siglo XX. Los inversores que no obtenían suficiente rentabilidad
de las inversiones reales destinaban sus recursos hacia las inversiones
financieras. Gobiernos y bancos centrales recurrían a alimentar la
sobrefinanciación cada vez que la economía real se mostraba excesivamente débil.
5.
Esto
significa que, una vez finalizado el proceso de desapalancamiento o
reestructuración financiera, Europa necesita un nuevo modelo de desarrollo económicamente
sostenible. Y nada parece indicar que la vuelta al modelo de posguerra anterior
al neoliberalismo sea una opción posible, ni siquiera en un entorno de acelerado
avance tecnológico en el marco de una Cuarta Revolución Industrial.
6.
En el fondo, nos encontramos probablemente
ante el reto de un nuevo modelo de empresa con capacidad de liderar el
desarrollo económico europeo. Nos encontramos en este sentido con dos
propuestas básicas:
a)
La propuesta
del Gran Reinicio, que atribuye el liderazgo económico a las grandes
corporaciones privadas occidentales, en un contexto en el que estas grandes
corporaciones se apropian de amplias cuotas de mercado de las empresas pequeñas
y medianas y de la capacidad de generación de recursos del Estado, a la vez que
asumen un estrecho control económico y social de los ciudadanos/clientes.
b)
La propuesta
del modelo de los países emergentes, que atribuye el liderazgo económico a las
grandes empresas públicas, que coexisten con empresas privadas claramente
sometidas al poder público.
7.
En cualquier
caso, el modelo de desarrollo a implantar tras el proceso de desapalancamiento
financiero deberá asegurar mecanismos de dinamización de la inversión y del
avance tecnológico sin necesidad de un constante incremento del
sobre-endeudamiento, como ha venido sucediendo durante el período neoliberal.
“EL FUTURO DE EUROPA. Bases para un nuevo modelo”
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